Ane termina
de comer un potaje hecho por su madre lo más rápido que puede, mientras lo
hace, piensa en cómo su vida a cambiado. Antes vivían en Tamrel, esa ciudad
llena de gente asquerosa, pero por lo menos tenía un buen filete a la plancha
que comerse, ahora tenía que conformarse con un potaje mal hecho en esa casa
tan sucia. Aunque ella no es tiquismiquis, se conforma con como mínimo estar
algo cerca de John. Ella tiene muy claro que su amigo siente algo por ella,
pero no está dispuesta a nada, no quiere dañar a su amigo y además, no quiere
contarle el secreto tan guardado que tiene para no dañarle, un secreto que si
sale a los ojos de todo el mundo puede llegar a salir mal parada.
Acaba de
comer deprisa y decide ir al baño un momento y limpiarse la cara antes de irse.
Cuando llega y se lava la cara, se mira al espejo. Tiene la camiseta algo arrugada,
y el pelo hecho una trenza, pero no importa. Pero falta algo. Ah, casi se le
olvida.
Coje un
pequeño bote de lentillas que tiene encima del lavabo y lo abre, observa sus
ojos azules. Siempre los a odiado, la gente siempre dice que los ojos azules
son perfectos, y a ella no le gusta la perfección, piensa que tanta perfección a
veces cansa.
Se pone las
lentillas y se observa de nuevo. No esta muy bien vestida pero da lo mismo,
solo va a ver a John al campamento militar y preguntarle que tal le han ido las
pruebas.
-Mama, me
voy- grita cuando sale al recibidor.
-De acuerdo,
pero no vuelvas tarde, dentro de dos horas oscurece niña mía.
-Que no me
llames niña joder-Dice poniendo los ojos en blanco y sujetando ya el pomo de la
puerta para salir.
-¡No digas
tacos!
Ane sale de
casa y baja el pequeño porche hasta pisar un suelo lleno de piedras y tierra
seca, no quiere perder mas el tiempo, asique corre hacia el campamento todo lo
que puede. Envidia a John, ella siempre ah querido sujetar el arma y poder
matar a alguna gente del gobierno sin que la metan en prisión.
Llega
pronto. Simplemente atraviesa unas cuantas casas, dos tiendas y pasa por un atajo. Cuando se sitúa frente a
la entrada del campamento cerrada, ve a un guardia en la puerta con un casco
puesto.
Se acerca a
él.
-Que haces aquí,
niña-Habla el soldado con voz femenina.
Ane intenta retener
sus ganas de pegar un buen puñetazo al soldado, o la soldado. Simplemente mira
a través del casco que lleva la mujer. Efectivamente tiene facciones de chica.
-Eh…Vengo a
hacer una visita a uno de los soldados.
-Eso no
puede ser, los soldados no pueden recibir visitas desde esta mañana, asique si
no te importa señorita, puedes volver con tu mami.
-¿Cómo?-¿Qué
estaba pasando? John le había dicho que hasta dentro de unos días no se iba a
ir, ¿Por qué no puede verle?- ¿No puedo ni despedirme?- dice algo preocupada.
-No
-Capulla…-susurra
Ane.
-Estaré
quieta aquí todo el día, pero eso no me impide oír, señorita.
-¿Desde cuándo
admiten aquí mujeres?
-Desde que
maté yo misma con mis manos a uno de los agentes más importantes en el gobierno
chavalina.
-¿Y te
aceptaron?
-¿No me ves?
-Sí, te veo
perfectamente, pero me refiero a que si no hubo problema.
-Tuve que
enfrentarme a dos sargentos un poquito machistas, pero en cuanto les amenacé
con un solo cuchillo cambiaron de opinión, los machistas normalmente piensan en
la mujer como algo inofensivo y a lo que no se puede dañar. Bueno, los
machistas y los huevones. Por lo que no dudaron en aceptarme aquí.
-Yo podría….
-¿tu? Si tan
solo eres una niña.
-Tampoco soy
tan pequeña.
-Tienes razón,
por lo menos te habrá venido la regla ya ¿No?
-Y a ti que
te importa. ¿Cuántos años tienes tu, tan creído que te lo tienes? Quítate el
casco, y así puedo verte.
La chica no
duda en quitárselo.
-Tengo
veinte años, me llamo Isabelle, aunque prefiero que me llamen Isa, más que nada
para cuando estamos en medio de una guerra que no tengan que gritar un nombre
demasiado largo, estos hombres son muy vagos.
Ane mira a
Isa con ojos como platos, ojos negros, pelo rubio recogido en un moño,,,
-Yo…yo me
llamo Ane a secas.
Esta
nerviosa. Nunca le ha pasado esto.
-Pues
encantada chiquilla, ya sabes, si alguna vez necesitas compañía, aquí me tienes
para charlar, suelo aburrirme bastante vigilando esta parte. Mi turno es a
partir de las cinco de la tarde. Para tu información.
-Va…Vale, me
tengo que ir, gracias por todo.
-Nada- Dice
isa poniéndose el casco- ha sido un placer, hasta pronto.
-Adiós…
Ane da media
vuelta y se dirige al pueblo de nuevo. Se a entretenido tanto que no le a dado
ni tiempo a pensar en ver a John. Bueno, ya le verá cuando salga de ese sitio. Si
es que sale vivo.
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