Sujeta esa
pistola por primera vez y se dispone a disparar a su blanco, ese maldito cacho
de madera con una diana dibujada que lleva esperando con temor verlo desde hace
tantos meses. Siente que no está preparado, la pistola no pesa demasiado, pero
la sujeta con las dos manos por si
acaso. Le sudan las manos.
<<Tranquilo
John, tan solo es apretar el gatillo>> Se dice a sí mismo. Maldice el dia
que su padre le dijo que tenía que entrar en el ejercito en cuanto cumpliera
diecisiete años, que donde estaban requería entrar a todos los hombres en ese
pueblo fuera de visión de la ciudad del centro, normalmente se entraba con
veinte y sentía que no estaba preparado . Estaban en pura rebelión contra el
gobierno. John consideraba que era injusto que solo entraran hombres, es un
acto de machismo bajo su punto de vista, las mujeres no son más débiles que los
hombres, el piensa que la esperanza y el valor que no tiene un hombre lo puede
tener una mujer que esta cosiendo telas para medio poblado, como su gran amiga
Ane. Esa chica tan curiosa que conoció hace dos años, en su último curso de
instituto. Espera con ansia acabar ya con eso para ir a verla y contarle como
le a salido el tiro. Pero antes tiene que disparar.
-Vamos,
renacuajo-oyó la voz de uno de los sargentos- no tenemos toda la hora para ti,
tira de una vez
Y es verdad,
tiene a unos veinte chicos plantados detrás de él, algunos igual de nerviosos,
otros con ganas de probar como usar un arma de matar.
Asique sin
pensarlo dos veces más, mira a su objetivo. Aprieta el dedo contra el gatillo y
cierra los ojos un instante.
Cuando los
abre, lo único que ve es un agujero en el borde de la diana. Todo se va
aclarando y oye risas procedentes de los chicos más valientes que esperan su
turno, ni se molesta en girarse, solo ve a otro de los sargentos apuntando algo
en un cuaderno.
-Pésimo-Casi
grita este.
John cierra
la boca antes de soltar alguna burrada contestando a ese miserable hombre.
-Te quedan
muchas pruebas, pero antes el sargento Dereck te va a llevar a dirección, hay
alguien que quiere hablar contigo.
Menos mal.
John necesita descansar aunque solo fuera un segundo, sigue al tal Dereck hasta
un edificio pequeño y entran. Nada más entrar vio a su familia esperándole. Su
madre, su padre y sus dos hermanos.
-Hijo mío-dice
su madre con cara de pena.-¿Qué tal te ha salido la primera prueba?
-No muy bien
que digamos-contesta.
-Por no
decir fatal-se ríe su hermano.
-Calla
Erick, cuando pasen los cinco años que te quedan para entrar aquí no dirás lo
mismo. Para mi es complicado.
-¿Complicado?-dice
su hermano mayor de veinticinco años-Cuando participes en una guerra de verdad,
cuando sujetes en tus manos un arma en el momento en que sepas que si fallas
puedes morir, en ese momento te parecerá complicado, nenaza. Que por cierto, no
te queda mucho para ello.
-¿Cómo?-exclama
John sobresaltado-Papa, que quiere decir con eso?- le dirige la mirada.
-Hijo,
siento decírtelo, pero…
-Patt-susurra
su madre- déjame decírselo yo.
-De acuerdo
Cat, díselo con tus palabras.
-Vas a
pudrirte en ese ejército con padre y conmigo a partir de ya-suelta su hermano.
-¡Jack!-exclama
su madre-¿no podías decirlo de una manera más sutil?
John siente
que se le para el corazón. ¿Cómo que entra ya? ¿No le dejaran salir mas de esa
zona rodeada de alambres electrificados ni para despedirse de la gente que le
queda?
-Ane-susurra-¿ha
venido?
-Ni se lo
hemos dicho-suelta su hermano-Esa niñita va a quedarse más sola que nadie en
este pueblucho de mierda.
-Eres un
cabrón-grita John a su hermano mientras corre a azotarle esa cara de chulo
engreído que tiene- Esa chica a echo por mi mas que todos vosotros en vuestra
vida, ella es la que se merece despedirse de mi más que nadie y la que debería
venir a “pudrirse” conmigo en este infierno. Nunca me dijisteis que entraría antes
de tiempo, ni me ha dado tiempo a despedirme de ella.
-Vuelve a
tocarme y te parto la boca- Dice su hermano con furia ignorando lo que a dicho,
juntando su frente con la de John.
-John-Patt
les aparta forcejeando.- Tu hermano va a ser uno de tus puntos de ayuda aquí,
no te conviene hacer cosas de estas, la
pelea entre aliados significa un punto de ventaja que nos saca el gobierno. ¿Te
recuerdo que las personas de alto rango en esa ciudad nos tenían esclavizados a
todos? Si seguís así, los dos vais a acabar muy mal aquí.
Cat observa
la escena con los ojos humedecidos por las palabras de su hijo, ella que
siempre lo ha intentado dar todo por el, ahora se da cuenta que una niña de
dieciséis años se ha preocupado más por su hijo que ella misma. Se odia a si misma.
La odia.
-Quiero ver
a Ane-Mira John a su padre con furia- Ya.
-Eso no será
posible-Responde este.-Vas a tener que aprender a vivir sin esa chica hasta
dentro de un año como mínimo, ahora despídete de tu madre y tu hermano.
John mira a
Cat.
-Después de
esto no pienso despedirme de nadie, no pienso volver a entrar ahí- John camina
hasta la puerta de salida pero dos guardias con traje azul le detienen
agarrándole de los brazos.
-Soltadme-gruñe
mirando la puerta de salida con desesperación.
-Te necesitan
aquí, cielo-dice su madre- Por el bien de todos tienes que colaborar.
John se
revuelve pero los guardias ni se inmutan, cojen a John y se lo llevan al sitio
del que ha venido.
-No- grita
John- No, por favor, no.
-Adiós hijo- susurra su madre.
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