sábado, 23 de noviembre de 2013

Capitulo 1 Parte 1


Sujeta esa pistola por primera vez y se dispone a disparar a su blanco, ese maldito cacho de madera con una diana dibujada que lleva esperando con temor verlo desde hace tantos meses. Siente que no está preparado, la pistola no pesa demasiado, pero la sujeta con las dos manos por si  acaso. Le sudan las manos.
<<Tranquilo John, tan solo es apretar el gatillo>> Se dice a sí mismo. Maldice el dia que su padre le dijo que tenía que entrar en el ejercito en cuanto cumpliera diecisiete años, que donde estaban requería entrar a todos los hombres en ese pueblo fuera de visión de la ciudad del centro, normalmente se entraba con veinte y sentía que no estaba preparado . Estaban en pura rebelión contra el gobierno. John consideraba que era injusto que solo entraran hombres, es un acto de machismo bajo su punto de vista, las mujeres no son más débiles que los hombres, el piensa que la esperanza y el valor que no tiene un hombre lo puede tener una mujer que esta cosiendo telas para medio poblado, como su gran amiga Ane. Esa chica tan curiosa que conoció hace dos años, en su último curso de instituto. Espera con ansia acabar ya con eso para ir a verla y contarle como le a salido el tiro. Pero antes tiene que disparar.
-Vamos, renacuajo-oyó la voz de uno de los sargentos- no tenemos toda la hora para ti, tira de una vez
Y es verdad, tiene a unos veinte chicos plantados detrás de él, algunos igual de nerviosos, otros con ganas de probar como usar un arma de matar.
Asique sin pensarlo dos veces más, mira a su objetivo. Aprieta el dedo contra el gatillo y cierra  los ojos un instante.
Cuando los abre, lo único que ve es un agujero en el borde de la diana. Todo se va aclarando y oye risas procedentes de los chicos más valientes que esperan su turno, ni se molesta en girarse, solo ve a otro de los sargentos apuntando algo en un cuaderno.
-Pésimo-Casi grita este.
John cierra la boca antes de soltar alguna burrada contestando a ese miserable hombre.
-Te quedan muchas pruebas, pero antes el sargento Dereck te va a llevar a dirección, hay alguien que quiere hablar contigo.
Menos mal. John necesita descansar aunque solo fuera un segundo, sigue al tal Dereck hasta un edificio pequeño y entran. Nada más entrar vio a su familia esperándole. Su madre, su padre y sus dos hermanos.
-Hijo mío-dice su madre con cara de pena.-¿Qué tal te ha salido la primera prueba?
-No muy bien que digamos-contesta.
-Por no decir fatal-se ríe su hermano.
-Calla Erick, cuando pasen los cinco años que te quedan para entrar aquí no dirás lo mismo. Para mi es complicado.
-¿Complicado?-dice su hermano mayor de veinticinco años-Cuando participes en una guerra de verdad, cuando sujetes en tus manos un arma en el momento en que sepas que si fallas puedes morir, en ese momento te parecerá complicado, nenaza. Que por cierto, no te queda mucho para ello.
-¿Cómo?-exclama John sobresaltado-Papa, que quiere decir con eso?- le dirige la mirada.
-Hijo, siento decírtelo, pero…
-Patt-susurra su madre- déjame decírselo yo.
-De acuerdo Cat, díselo con tus palabras.
-Vas a pudrirte en ese ejército con padre y conmigo a partir de ya-suelta su hermano.
-¡Jack!-exclama su madre-¿no podías decirlo de una manera más sutil?
John siente que se le para el corazón. ¿Cómo que entra ya? ¿No le dejaran salir mas de esa zona rodeada de alambres electrificados ni para despedirse de la gente que le queda?
-Ane-susurra-¿ha venido?
-Ni se lo hemos dicho-suelta su hermano-Esa niñita va a quedarse más sola que nadie en este pueblucho de mierda.
-Eres un cabrón-grita John a su hermano mientras corre a azotarle esa cara de chulo engreído que tiene- Esa chica a echo por mi mas que todos vosotros en vuestra vida, ella es la que se merece despedirse de mi más que nadie y la que debería venir a “pudrirse” conmigo en este infierno. Nunca me dijisteis que entraría antes de tiempo, ni me ha dado tiempo a despedirme de ella.
-Vuelve a tocarme y te parto la boca- Dice su hermano con furia ignorando lo que a dicho, juntando su frente con la de John.
-John-Patt les aparta forcejeando.- Tu hermano va a ser uno de tus puntos de ayuda aquí, no te conviene  hacer cosas de estas, la pelea entre aliados significa un punto de ventaja que nos saca el gobierno. ¿Te recuerdo que las personas de alto rango en esa ciudad nos tenían esclavizados a todos? Si seguís así, los dos vais a acabar muy mal aquí.
Cat observa la escena con los ojos humedecidos por las palabras de su hijo, ella que siempre lo ha intentado dar todo por el, ahora se da cuenta que una niña de dieciséis años se ha preocupado más por su hijo que ella misma. Se odia a si misma. La odia.
-Quiero ver a Ane-Mira John a su padre con furia- Ya.
-Eso no será posible-Responde este.-Vas a tener que aprender a vivir sin esa chica hasta dentro de un año como mínimo, ahora despídete de tu madre y tu hermano.
John mira a Cat.
-Después de esto no pienso despedirme de nadie, no pienso volver a entrar ahí- John camina hasta la puerta de salida pero dos guardias con traje azul le detienen agarrándole de los brazos.
-Soltadme-gruñe mirando la puerta de salida con desesperación.
-Te necesitan aquí, cielo-dice su madre- Por el bien de todos tienes que colaborar.
John se revuelve pero los guardias ni se inmutan, cojen a John y se lo llevan al sitio del que ha venido.
-No- grita John- No, por favor, no.

-Adiós hijo- susurra su madre.

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